No pensamos venir,
nos trajeron las ondas.
Acaso aquellas mismas
que empujaron un día
el germen errabundo
de nuestro nacimiento.
Ya estamos en la playa nueva.
La misma arena;
el mismo rizo acompasado
de la dulce orilla;
los mismos vagorosos
pájaros que en la otra.
Pisamos tierra adentro
y hallamos en las casas
semblantes, palabras, utensilios
y afanes casi gemelos
a los del mundo alejado.
¿Un espejismo?
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