09/07/10

Nada que temer



Nada que temer Lo podríamos catalogar como memorias familiares o recuerdos novelados eso a lo que en el mundo anglosajón se ha dado en llamar “narrativa de no ficción”.Obra inclasificable y divertida pese a su tema sombrío,la muerte, Nada que temer mezcla en su burla distanciada, autobiografía y novela, memoria y reflexión, seriedad y sonrisa
La obra es una exposición de los miedos y preocupaciones de un escritor, considerados desde la perspectiva de la muerte ,ajeno a cualquier tentación melodramática o a un enfoque existencial, todo es aquí sonrisa, flema e ironía.
Hay algo inquietante en el fondo de este libro, que es narrativo pero no ficción, en el que el valor del yo, de la personalidad humana, aparece cuestionado. Según Barnes, la liberación del hombre, el yo como medida de todas las cosas pierde importancia. Por eso pasamos del “Dios ha muerto y sin Él los seres mismos pueden por fin abandonar su posición genuflexa y asumir su altura pleno del hombre moderno a darnos cuenta de que a pesar de esa supremacía (Rubén Darío cantaba a los poetas como torres de Dios) seguimos siendo unos enanos, pues la fuerza de los genes determina una parte de la conducta de ese yo. Las consecuencias son desoladoras: si el ser carece de la fuerza que le atribuimos cuando adquirimos “una conciencia evolutiva de nuestra identidad como especie”, perdemos en peso específico como persona. Barnes reconozca que, a pesar de no creer ya en Dios, le echa de menos e ironiza esa idea del hacerse del hombre en uno de sus pasajes más duros del libro, cuando afirma que hoy en día solemos definirnos por el empleo que tenemos, la propiedad de una casa, las vacaciones que tomamos, los ahorros acumulados, o por las proezas sexuales que somos capaces de acometer o el cuidado de nuestro físico, gracias a las visitas al gimnasio. “Todo esto contribuye a la felicidad, ¿no?... ¿No? Es el mito que hemos elegido” . Concluye Barnes con el ejemplo de Norteamérica porque allí el consumismo desenfrenado (la propiedad, los coches, el físico) va unido con la religión, que cada día se hace más presente en la vida social. Nosotros, los europeos, hemos abandonado la religión en masa para adorar el materialismo de la vida cotidiana.

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