
mientras llega la hora del rosario,
Liberto y una joven condiscípula,
ocultos tras el seto de un huerto de manzanos
exploran por su cuenta, sin que nadie
les haya adoctrindo en tales menesteres,
los gozosos caminos cálidos de sus cuerpos.
Muchos años más tarde sabrán oh impúberes
................................impúdicos
que aquellas sensaciones descubiertas
con las primeras letras tienen nombre
distinto según sea
la hoja que se abre el diccionario:
pecado, el fuego eterno, simplemente sexo.
Iván Tubau
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