Es su obra de despedida en la que, con ayuda de su hija, entre salida y salida del hospital, va desgranando su vida, sus recuerdos infantiles, sus reflexiones sobre la enfermedad, el desencanto de la política, el valor de la familia y los amigos, su lucha sin cuartel contra la metástasis.
Es, también, un homenaje a las mujeres de su vida,a sus amigos… el escritor entra, valiente, en su mundo íntimo sus padres, la suegra, su mujer ,sus hijos... Este libro está hecho "a tajos", por un hombre que no sale de casa desde noviembre, sentado de espaldas a la ventana, combinando las vueltas por el pasillo "veinte por la mañana y otras veinte por la tarde", con temporadas en el hospital. Y todas las historias, el Colegio Alemán de niño, lector en Aix en Provence, la boda, Teruel, Andalán, los amigos..., van insertadas por un presente que las atraviesa. "Lo difícil es asumir la palabra cáncer, ves el mundo en rojo como ese cangrejo que no te quitas de encima".
La obra, marcada por el cáncer de próstata que le detectaron en 2006, expresa su gratitud a su familia, a los amigos y los sanitarios que le han atendido en esta etapa. Su convivencia con el cáncer, "un mazazo que le dan a uno en la cabeza", está insertada en cada capítulo de este libro, porque Labordeta cree que la gente debería hablar de sus problemas, algunos "dramas muy gordos" al lado de los cuales el suyo "no es nada".
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