El
Día del Libro, 23 de abril, se celebra desde el año 1926 . La
idea partió del escritor español, Vicente Clavel, que presentó
como fecha idónea, para esta conmemoración el 7 de octubre; esta
fecha fue aceptada, aunque no terminó de fructificar, a consecuencia
del mal tiempo propio de esta época del año, que dificultaba la
celebración en espacios exteriores. . Finalmente se escogió, el 23
de abril, día de la muerte de tres grandes literatos, Miguel de
Cervantes, William Shakespeare e el Inca Garcilaso de la Vega. En el
año 1995 se dio dimensión internacional a esta conmemoración, con
el apoyo de la UNESCO y otras asociaciones culturales.

No
está de más hacer un poco de historia sobre este instrumento de
difusión cultural que tanto ha influido en el devenir de las
sociedades. El origen del libro se remonta a muchos siglos atrás; la
piedra, la cera, la madera y el metal fueron los primeros soportes de
escritura: recordemos, por ejemplo, las tablillas con escritura
cuneiforme de Mesopotamia grabadas con diferentes signos. Con el
tiempo se avanzó y se pasó a un material más semejante al que
tenemos a día de hoy, el papiro, soporte de origen vegetal empleado
por los habitantes del antiguo Egipto hace más de 5000 años. Se
presentaba de forma enrollada y con solo un lado escrito. Con el
tiempo, el pergamino, elaborado con pieles de animales, fue
sustituyéndolo, al garantizar una mejor conservación de los
escritos.
Pero
sin lugar a dudas, la creación del papel, supuso uno de los mayores
avances en la conservación y difusión del saber y de la creación
literaria: fue inventado por los chinos en el siglo II, pero no fue
dado a conocer hasta el siglo XI, cuando los árabes difundieron su
uso; con esto se cambió la escritura tal y como se conocía. La
imprenta, creada por Gutenberg, en el siglo XV, fue el invento
decisivo para la divulgación de la cultura.
El papel sigue siendo muy útil a día de hoy; la funcionalidad de este moderno e innovador material, junto a la imprenta, retardaron la llegada de más tipos de formatos. Se tardó nada menos que nueve siglos en innovar, con la aparición del libro electrónico, consecuencia de la revolución tecnológica de las últimas décadas del siglo XX
¿Este nuevo cambio nos llevará a abandonar el papel? Esperemos que esto no suceda: la suma de soporte digital y papel puede enriquecer notablemente la comunidad de lectores de la que formamos parte.
Leonardo
Ríos Varela / Raúl González González (1º Bac)
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